Se trata de
uno de los innumerables refranes que asocian el santoral con el ciclo agrícola.
Nos indica que los garbanzos deben sembrarse en los días previos al 25 de
marzo, cuando la Iglesia conmemora a Nuestra Señora de la Encarnación.
No tenía
ninguna imagen de esta advocación mariana ni de un garbanzal, por lo que he
optado por ilustrar el proverbio con una fotografía tomada ayer en las
Cañadillas y otra de nuestra Virgen, que tuvo procesión extraordinaria el 5 de
marzo.