En la villa de Agudo
Dichos y hechos de una población que perteneció a la Encomienda Mayor de Castilla
miércoles, 23 de abril de 2025
domingo, 19 de enero de 2025
El legado de don Juan del Burgo
[La
fotografía del inicio fue tomada por Jesús Egea en el cementerio de La Almudena
y los datos de la partida de nacimiento de Juan del Burgo los aportó Gema
Fernández Palomares, que se mueve como pez en el agua en los libros de registro
antiguos. Gracias a ambos].
El catorce de febrero de mil
seiscientos cincuenta y uno, el prior de Almadén, frey Miguel Sánchez Villalón[i], bautizó
en la iglesia parroquial de San Benito Abad a Juan del Burgo, hijo de Juan del
Burgo, nacido en Holanda, y de María del Arco, agudeña. Fueron sus padrinos el
licenciado de Yegros y Catalina, su mujer, según consta en la partida de
bautismo del recién nacido.
Con fecha de 24 de enero de 1675, en
el Archivo General de Indias se conserva el expediente de información y
licencia de pasajero a Indias de José Daza, general de artillería, gobernador y
capitán general de Cartagena de Indias. Le acompañaban, entre otros, su mujer,
Isabel del Burgo, y “Juan del Burgo, su cuñado, natural y vecino de Agudo, hijo
de Juan del Burgo y de María Muñoz del Arco”.
En el archivo parroquial se conserva
el libro cancelario de la Obra Pía[ii], que instituyera
D. Juan del Burgo en la ermita de la Virgen de la Estrella. El libro contiene
copia de su testamento, especialmente lo que atañe a su fundación benéfica.
A tenor de los datos contenidos en el
citado libro, Juan del Burgo fue presbítero de la iglesia parroquial de San
Miguel de Jerez de la Frontera y vecino de Madrid al final de su vida.
Otorgó testamento en Madrid en 1 de septiembre
de 1726 y murió cuatro días después. Solicitaba ser enterrado en uno de los
nichos de la bóveda de la capilla de Nuestra Señora de la Soledad (podría ser
casualidad, pero nuestra imagen de la Soledad estaba en la ermita de la Virgen
de la Estrella).
Demandaba que asistieran al sepelio
las comunidades de Ntro. Padre S. Francisco, Ntro. Padre S. Francisco de Paula,
Ntra. Sra. del Carmen de la Antigua Observancia y S. Agustín.
Además de sus propios bienes contó con
la herencia (97.472 reales) de su hermana, Isabel María del Burgo, fallecida en
Nápoles; dicho legado estaba condicionado a la obligación de fundar algunas
plazas en la casa de recogidas de Madrid.
Ordenó que sus bienes se vendieran en
almoneda con el fin de cumplir sus deseos con el dinero obtenido.
Reparto
de la herencia
-Adjudicó 1.000 ducados a D. Manuel de
Soto.
-300 ducados a Dña. Antonia Primo
Daza; además de perdonarle los 600 que ésta le adeudaba.
-El remanente de todos sus bienes se
dividiría, a partes iguales, entre la imagen de La Soledad del convento de la
Victoria de Madrid y la imagen de la Virgen de la Estrella de Agudo.
-Fundación
de una Obra Pía en la ermita de la V. de la Estrella de Agudo, dotada con
100.000 reales
Bienes
para la Obra
1- Un censo de 1.500 ducados (16.500
reales) de principal impuesto por D. Antonio de Velasco y de la Cueva, conde de
Siruela y de Valverde (formaba parte de la herencia de su hermana).
2-
Dos molinos y un batán en la Ribera de Riofrío (los había comprado hacia 1723-1724).
3-
6.283,5 reales de un efecto contra la villa de Madrid sobre la sisa de los
nuevos impuestos de millones[i].
4- 16.500 reales, que tenía
depositados en D. Pedro Calderón, vecino de Siruela, con el fin de que Alonso
García de la Vera Cuadrado[ii],
comisario del Santo Oficio de la villa de Agudo, los invirtiera en bienes para
la fundación.
5- Los 41.317 reales, que faltaban
para completar los 100.000 reales convenidos, se obtendrían de:
-Aproximadamente 3.000
ducados (33.000 reales) que suponen, al cambio, los 4.500 florines, moneda de
Ámsterdam, en que se ha tasado la hacienda que el finado posee en aquellas
tierras, heredada de una parienta.
[Hay un problema que no dicen cómo lo
solventan: Las leyes holandesas establecen que esa hacienda no puede ser legada
a monasterios, obras pías o imágenes, por lo que será necesario que un pariente
del testador, declarándose heredero, lo pueda vender. Cuando consigan venderlo
deberán invertirlo en bienes a favor de la Obra Pía. En todo caso, el asunto se
solucionó, pues en las cuentas se anotan unos efectos en Madrid, que no
constaban en el testamento].
-No
he localizado la procedencia de los los 8.317 reales que faltarían para
completar el capital consignado.
Gestión
y obligaciones de la Obra Pía
1-Nombró personalmente a dos patronos
que cobrarían 15 reales cada año al tomarse las cuentas; a la muerte de ambos
quedarían como patronos el prior de la parroquia de San Benito Abad, y el
alcalde y el regidor más antiguos.
2-Habría de designarse un capellán,
que sería a la vez administrador y preceptor de Gramática. Como preceptor debería
enseñar Gramática gratis a los hijos de los vecinos de la villa de Agudo.
Además, habría de oficiar 150 misas anuales por el alma del finado y sus
familiares en la ermita de la Virgen de la Estrella. Sería de obligatorio
cumplimiento la celebración de una misa todos los días de precepto, y también
los días de Santa Bárbara, San Antonio Abad, San Nicolás de Bari y Santa
Polonia; el resto se realizarían a voluntad del oficiante. Por todo ello recibiría
5,5 reales diarios (2.007,5 reales anuales).
3-El puesto de preceptor de Gramática debería
publicitarse durante 30 días en las puertas de la iglesia parroquial y se tendría
que elegir al aspirante más idóneo entre todos los participantes; a igual nivel
se daría preferencia al nacido en Agudo y, en caso de haber más de un
autóctono, se escogería al más pobre y virtuoso.
4-Se seleccionaría también un maestro
de primeras letras, que recibiría 300 reales [en el Catastro de Ensenada (1752)
mencionan que el maestro gana 450 reales, por lo que podría tratarse de una
mera ayuda para su mantenimiento].
5-Si sobrara caudal de los gastos
estipulados, cada cuatro años se habría de invertir en dotar a una religiosa o
casada con grado de parentesco respecto a Isabel del Burgo o el propio
testador; en caso de no haberla, se distribuirá en limosnas de 8 ducados (88
reales) en doncellas o viudas de Agudo, que contrajeran matrimonio.
6-Sería prioritario realizar las
reparaciones necesarias en los bienes de la fundación y en los gastos de
administración. Sólo si sobrase dinero, se tendrían en cuenta el maestro de primeras
letras y las dotes de las doncellas.
7-Por voluntad del testador, las
cuentas de la fundación no estarían sujetas a jurisdicción eclesiástica ni serían
supervisadas por los visitadores religiosos[iii].
Otros
datos contenidos en el libro
La
puesta en marcha de la fundación no debió ser tarea simple, ya que se prolongan
hasta 1744, ocupando los veinte folios iniciales del libro cancelario; a continuación,
siguen hojas en blanco hasta el fº52-recto, donde se inician las anotaciones
con un auto de 28/12/1758 convocando al personal competente con el fin de tomar
las cuentas de los cuatro últimos años. Parece que han podido vender la
herencia en Ámsterdam, pues cuentan con nuevos efectos en Madrid, que no
figuraban en el testamento; uno sobre las sisas de las carnicerías y aceite de
veinticuatro millones[iv] y otro
sobre la sisa del cuarto de palacio[v].
Se
menciona también que al ermitaño de la V. de la Estrella se le darán todos los
años 10 ducados (110 reales) para que tenga cuidado de la imagen. Seguramente,
ese cargo no debió existir hasta entonces, pues en 1744, paralelamente al
arranque de la Obra, nombran uno.
Las últimas anotaciones corresponden a
1816 con el nombramiento de un nuevo administrador y la realización de un
inventario. Su fin seguramente tuvo que ver con la Desamortización de Godoy,
que afectó a las instituciones benéficas de la Iglesia (por esos años, la
Sacramental también se ve privada de sus censos y propiedades rústicas).
Algunas
reflexiones sobre la fundación
Juan del Burgo no debió tener
familiares muy próximos, en cuanto que no selecciona capellán con grado de
parentesco, lo que suele ser rutinario en este tipo de fundaciones; sí debió
tener parientes más o menos lejanos, puesto que consigna una parte secundaria
de las rentas a las dotes de parientes de su hermana o de él mismo.
Resulta sorprendente que, en una época
en la que imperaba la creencia de que las misas ofrecidas eran un factor
importante para la salvación del alma, Juan del Burgo dedicara una parte
importante de sus bienes a la erudición de los niños de Agudo, ofreciéndoles la
posibilidad de acceso a estudios más avanzados.
Bibliografía:
-Latorre
Ciria, J. M. (2015): “Las Obras Pías como camino de salvación: el obispado de
Albarracín (siglo XVIII)”. Ediciones de la Universidad de Salamanca.
-Libro de
cuentas de las rentas de la Obra Pía que, en la ermita de Nuestra Señora de la
Estrella, en Agudo fundó Don Juan del Burgo (1744-1816). Archivo parroquial de
Agudo.
-Martínez
Neira (2022): Revolución y Fiscalidad Municipal. La Hacienda en la Villa de
Madrid en el reinado de Fernando VII. Universidad Carlos III.
-Ministerio
de Cultura, Archivo General de India, CONTRATACION, 5440, N.2, R.43
[I]
Miguel Sánchez Villalón fue natural de Agudo, hermano de Laura Villalón
(donante de la custodia de la Hermandad Saceramental) y, unos años después del
nacimiento de Juan del Burgo, fue nombrado prior de la iglesia parroquial de
San Benito Abad de Agudo.
[II]
La Obra Pía fue una fundación benéfica en la que se establecían una serie de
servicios, las condiciones, el funcionamiento, los beneficiados y otros
asuntos; para ello, contaban un capital cuya administración quedaba recogida en
las condiciones.
[III]
El impuesto gravaba el consumo de vino, aceite, vinagre, jabón, carne y velas
de sebo.
[IV]
Vivió en la casa de la calle Cervantes, que ostenta hoy un escudo de la
Inquisición. La colocación de la citada insignia fue posterior a la
construcción del inmueble y podría coincidir en el tiempo con la vida de Alonso
García de la Vera Cuadrado.
[V]
Las inspecciones efectuadas por los representantes de la Iglesia solían ser
anuales y, en las asociaciones de capital escaso, podían suponer un canon
importante en cuanto que no eran gratuitas.
[VI]
El impuesto gravaba con tres maravedíes por libra la carne de vaca y carnero
que se consumía en Madrid.
[VII]
El impuesto se estableció en 1608 con el fin de conseguir 250.000 ducados para
hacer un cuarto en el palacio real para vivienda de la reina Margarita (en esos
momentos la corte estaba en Valladolid y pretendían trasladarla a Madrid).
domingo, 12 de enero de 2025
Bizcochos de bodas
En Agudo,
estos bizcochos se hacían únicamente para las bodas. Su elaboración no es compleja,
pero necesitaban plena disponibilidad del horno por lo que no era posible
cocerlos con los dulces de otras personas. La receta, cuya fotografía se
adjunta, fue escrita por Pepe Gómez en una agenda de 1942 y difiere ligeramente
con la de la torta de bizcocho (en el mismo párrafo) y con la que recuerda mi
madre (una cucharada rasa de azúcar y una cucharada colmada de harina por cada
huevo), aunque es de sobra conocido que, en cuestión de gastronomía “cada
maestrillo tiene su librillo”.
La
preparación de la masa es igual que la de la torta de bizcocho y la manga de
gitana: batir las claras a punto de nieve, añadir el azúcar, añadir las yemas
y, finalmente, la harina, y llevar al horno rápidamente a fin de que no pierda
aire.
Para hornearlos,
se vertía la masa a cucharadas sobre papel de estraza, dándole una forma
alargada bastante irregular; se ponían cuatro líneas de masa (cuatro bizcochos) en un mismo papel
y se llevaban al horno fuerte; se iban metiendo y sacando del horno
simultáneamente. Hoy se pueden preparar cómodamente con mangas pasteleras de boquilla
ancha y cocerlos en los hornos domésticos usando láminas de silicona u otro
material apropiado.
domingo, 3 de noviembre de 2024
Galletas
En otras
entradas de Castillo de Tamur [Los mantecados murcianos. Una receta centenaria: https://castillodetamur.blogspot.com/2019/05/una-receta-centenaria-de-mantecados.html Los mantecados rellenos de Agudo: https://castillodetamur.blogspot.com/2020/12/los-mantecados-rellenos-de-agudo.html] se ha comentado ya la existencia de un repertorio
de recetas de cocina escritas en diferentes momentos de las últimas décadas del
siglo XIX y las primeras del siglo XX, a tenor de las fechas constatadas en algunos
de los papeles reutilizados para escribirlas (cuadernos escolares, hojas de
almanaque, sobres de cartas con matasellos, etc.)
De las galletas se conservan tres recetas diferentes, dos con manteca de cerdo y la tercera con aceite:
Galletas (escrita en el reverso de una carta)
A un cuarterón de manteca, seis
huevos, y doce onzas de azúcar y dos libras de harina y unos pocos polvos de
carbonato de amoniaco.
Galletas (escrita en el reverso de una hoja de almanaque del
año 1930)
A una docena de huevos, media
libra de manteca, tres cuarterones de azúcar y que se suelte la masa.
Galletas (escrita en el reverso de un anuncio)
Receta de galletas; una docena de
huevos, dos libras de azúcar bien pesadas, seis panillas de aceite frito, seis
cucharadas de amoniaco, cuartillo y medio de leche cruda, harina la que admita.
[Equivalencias de las medidas antiguas: onza (0.126 gr.),
libra (460 gr.), cuarterón (115 gr.), panilla (0,126 l.)].
La
supervivencia de algunos moldes de corte antiguos revela que el modelo no ha
variado durante años. No ha sucedido lo mismo con el tamaño, mucho más pequeño
en las primeras décadas del siglo pasado (en la Casa del Alguacil se expone una
muestra de ellos). Respecto a su
aspecto final, los recetarios no explican se untaban de huevo o si se
espolvoreaban con azúcar; cabe suponer que las reposteras conocían de sobra
esos datos.
Con la intención de dar a conocer los
recetarios, se consideró oportuno recuperar estas elaboraciones en un acto, organizado
por Afammer-Agudo, con motivo de la celebración del día de la Mujer Rural. Para
la muestra, se optó por uno de los tipos realizados con manteca de cerdo,
puesto que ha sido el ingrediente utilizado desde que mi madre recuerda. No
obstante, la recopilación que manejamos nos confirma que también se usó el
aceite; a fin de cuentas, si las tortas tipo de chicharrones se hicieron
también con manteca o aceite cuando se terminaban aquéllos ¿por qué no pudo
suceder lo mismo con las galletas?
Comparándolas
con la receta actual, consideré que las antiguas se quedaban muy cortas con la grasa,
por lo que se decidí modificar un poco la proporción de los ingredientes en
esta primera prueba. Sin mentor, nunca he usado el carbonato de amonio, además,
no me agrada el modo en que enmascara algunos sabores y los papelillos me
parecieron una opción adecuada. Tampoco estaba muy segura de cuanto crecerían,
y se me ocurrió hacer bolas, aplastarlas y meterlas en moldes de magdalenas con
el fin de que no se pegaran unas con otras. Las unté con huevo batido y
espolvoreé azúcar por encima. El resultado se puede observar en la fotografía
del comienzo. Para aquéllas que no estén por la labor de la experimentación
culinaria, la receta de Rubopan es una opción fiable https://www.facebook.com/photo/?fbid=1053146506598539&set=a.544723987440796&locale=es_ES .
Mi versión: Tres huevos gordos, 170 gr. de azúcar, 97 gr. de manteca, la piel fresca de una naranja local muy picada, matalahúva machacada, 2 sobres dobles de gaseosas El Tigre. En los moldes de magdalenas de silicona; huevo batido y azúcar en superficie.
lunes, 28 de octubre de 2024
Las gambúas
Hace unos
días me regalaron unos membrillos y decidí echar un ojo a la Web a fin de
tantear qué hacer con ellos. Mientras tanto, recordé nuestras gambúas de toda
la vida, las que Madoz cita en la entrada referente a Agudo de su famoso
diccionario. A parte de la mención de Madoz, [Agudo] Produce trigo, cebada,
centeno, garbanzos, vino, aceite, patatas, hortalizas, frutas, entre ellas las
llamadas gamboas, especie de melocotones de un tamaño enorme y gusto exquisito,
y la definición que hace de este fruto el Diccionario de la Real Academia
de la Lengua, una variedad de membrillo injertado, más blanco, jugoso y
suave que los comunes, no he encontrado en la Web mucha más información al
respecto. En cuanto al membrillo (Cydonia oblonga), originario de Irán, Turquía
y Armenia, sabemos que ya era consumido por griegos y romanos; cita el doctor
Andrés de Laguna, médico de Carlos V y Felipe II, tres variedades Chrysomela,
Struthios y Cotonea Miluiana; a saber, si alguna de ellas pueda
corresponderse con las gambúas agudeñas que, ya en la primera mitad del siglo
XIX, tuvieron el honor de aparecer en semejante obra magna.
Tarta de membrillo y pasas
miércoles, 11 de septiembre de 2024
La casita blanca
domingo, 1 de septiembre de 2024
Sobre la aparición de la Virgen de la Estrella
La Virgen de la Estrella
se ha aparecido
en el tronco de una higuera
en el ejido.
Recabando
datos para la memoria sobre el hallazgo acaecido en el cuarto de acceso al camarín de la Virgen el año pasado, me he encontrado esta cuarteta que, hace años, me
recitó Pedro García, (1920-2018) y que yo había traspapelado entre otros muchos
documentos olvidados; seguramente, habría continuado inadvertida si no hubiera
sido por la mención de Salva Jiménez en su pregón la Víspera de la Virgen sobre
el mismo asunto.
Me
contó Pedro (no lo recordaba, pero lo tengo anotado) que desde el lugar de su
aparición la trasladaron a la iglesia parroquial varias veces, pero ella
regresaba a la higuera, por lo que decidieron construirle una ermita en esa
ubicación; también me contó que la parte de las murallas, la cabecera, era lo
más antiguo del edificio y que la nave se hizo después.
Una
de las acepciones del DRAE define leyenda como “relato basado en un hecho o
personaje reales, deformado o magnificado por la fantasía o la admiración”. Es
evidente que la narración conservada sobre el origen de la Virgen de la
Estrella forma parte de una leyenda local que el tiempo, la devoción de los
vecinos y otros elementos prodigiosos han ido dotando de forma, aunque no es
menos cierto que podría conservar vestigios de realidad. Que la Virgen (Santa
María a secas por entonces) se apareciera en el tronco de una higuera no es un
hecho extraordinario en cuanto que, en una publicación sobre catorce santuarios
marianos de Castilla-La Mancha, tres de las apariciones tuvieron lugar en un
árbol (Virgen de la Carrasca de Villahermosa, Virgen de los Santos de Pozuelo y
Virgen del Monte de Bolaños). Acebo, Atocha, Oliva, Encina y Espino son algunas
advocaciones más que se me ocurren a bote pronto, aunque carezco de argumentos
para opinar sobre la propensión de la Virgen a aparecerse sobre árboles y
arbustos.
De
otro modo, creo que los recuerdos de Pedro contienen datos más interesantes que
la predilección de la madre de Cristo por una higuera en el ejido. Me detalló
que llevaron a la Virgen a la iglesia parroquial, pero ella tornaba al lugar de
su aparición, por lo que se decidió construir una ermita en el sitio del suceso;
esta locución lleva implícitas dos afirmaciones; en primer lugar que la Virgen
era una figura corpórea (¿una talla?), que podían trasladar los vecinos a
voluntad; en segundo lugar, que la parroquia es anterior en el tiempo a la
ermita. La segunda afirmación no es baladí, pues refuta una hipótesis de R.
Torres, en la que sugiere la posibilidad de que la iglesia de Santa María
(actual ermita de la Virgen de la Estrella) hubiese sido parroquia en un
momento anterior a la de San Benito(1).
La memoria
de Pedro y otros muchos vecinos también nos ha aportado otros detalles, que la
cabecera es más antigua que la nave, lo que se aprecia a simple vista, y, sobre
todo, la denominación de los contrafuertes de la misma, las murallas. El
vocablo ha sido de uso común entre la población hasta hoy y, además, también
aparece en el libro de cuentas elaborado por Roque Fernández-Barranquero en las
últimas cuatro décadas del siglo XIX; en cambio, no se han denominado nunca de
ese modo los contrafuertes de la iglesia parroquial, aún cuando su envergadura
es mucho más notable.
Por qué
nuestros predecesores denominaron murallas a los contrafuertes de la cabecera y
por qué una ermita extramuros tuvo una imagen de piedra (seguramente la más
antigua y valiosa de todas las esculturas religiosas de la localidad) son
cuestiones pendientes que, tal vez, algún día podamos resolver.
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(1) A tenor de la localización de ambos edificios y, mientras no afloren datos nuevos, considero más probable la información proporcionada por Pedro García en cuanto que San Benito se localiza en el centro del casco viejo, frente al solar del antiguo palacio de la Encomienda Mayor de Calatrava, y la Virgen de la Estrella se hallaba fuera de la población hasta los años finales del siglo XIX, a unas decenas de metros del primitivo trazado de la Cañada Real de Merinas.