[Esta entrada no dispone de etiquetas por que no está terminada y, además, no tengo claro si voy a clasificarla en gastronomía tradicional o en flora autóctona. He reunido los datos que me han contado y algunos procedentes de mi experiencia personal, pero me consta que en Agudo existen muchas personas con un conocimiento más extenso sobre el tema y, tal vez, no tengan inconveniente en mejorar lo que yo he escrito]
Las criadillas de tierra pertenecen al género Terfezia, que se incluye en el grupo de las Terfeziaceae; a su vez, el género Terfezia se subdivide en otras especies (arenaria, claveryi, etc.), que aparecen asociadas a una hierba denominada Tuberaria guttata.
Desconozco las especies a las que pertenecen las criadillas del término municipal, pero la tradición popular las clasifica en tres conjuntos con características más o menos diferenciadas: blancas, rosas y coloradas. Las blancas son las primeras en aparecer, a poco de comenzar el invierno (se han recolectado ya en Reyes con temperaturas de riguroso invierno), tienen un sabor más delicado, pero se agusanan muy pronto. Las rosas son las siguientes en aparecer, tienen buen sabor y suelen presentar mayor tamaño que las blancas por lo que, tal vez, son más fáciles de encontrar. Las últimas en salir son las coloradas y acostumbran a hacerlo ya en marzo; son algo insípidas y su textura es más áspera, pero tienen mayor tamaño y se agusanan menos. La planta que desvela la existencia de criadillas se conoce como madre, aunque la presencia de las madres no implica necesariamente la aparición de aquéllas. Las madres siempre brotan, pero las criadillas necesitan un mínimo de lluvia; además el terreno debe reunir determinadas condiciones: lomas de tierra corta (la roca madre aflora a la superficie con frecuencia y el espesor de la tierra es escaso) y vieja (sin labrar durante largo tiempo). Las encinas y retamas son especies vegetales características de las zonas criadilleras.
Hasta donde alcanza la memoria han sido muy apreciadas desde el punto de vista culinario. El moje de criadillas constituyó el plato más característico en otros tiempos, pero también se han utilizado en arroz y otras elaboraciones que contuvieran patata. La tortilla de criadillas no fue una receta tan popular como en la actualidad, debido al alto precio de los huevos hasta que proliferaron las granjas industriales.
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