Hace ya tiempo descubrí en Internet una pieza cerámica considerada un ejemplar poco corriente y catalogada como mielera. La misma forma está constatada en Agudo y los informantes consultados me manifestaron en su momento que se trataba de una olla de echar en pringue. A lo que parece, los chorizos, tajadas de lomo, costillas o cualquier otro artículo contenido en el recipiente y conservado en aceite se dejaba escurrir en la concavidad que circunda la zona superior; seis agujeros en el fondo facilitarían el escurrido de los alimentos y el retorno de la grasa a la olla. Tal vez el modelo pudo resultar eficaz en verano, con el aceite se licuado a causa del calor, pero no debió suceder lo mismo en los meses de invierno, cuando el frío convirtiera el contenido en un bloque sólido. Solamente he documentado tres unidades en Agudo por lo que no parece que este original arquetipo hubiera proliferado en las bodegas locales.
Realmente insólita parece su utilidad como mielera. La producción de miel ha sido y es una actividad económica más la localidad y las poblaciones del entorno; tal vez por ello, uno de los escasos útiles de uso específico que componen el repertorio doméstico es un recipiente cerámico destinado exclusivamente a contener el nutritivo manjar. La mielera vernácula dispone de una tapadera a medida a fin de evitar que las abejas, avispas, hormigas, moscas y otros insectos se cuelen en el tarro. Para mayor seguridad se cubría con un trozo de papel o tela, que permitían mayor ajuste con el recipiente; la protección del contenido solía completarse pasando una cuerda por sus asas y colgándola de un gancho. Los seis agujeros distribuidos en la base de la concavidad de la vasija comentada permitirían sin ninguna dificultad el paso de un buen número de bichitos interesados en saborear el producto, por lo que su función de mielera no resulta muy convincente.
La denominación de mielera la encontré en https://www.todocoleccion.net/ (consulta realizada en 9-8-14).
