lunes, 21 de agosto de 2017

El medio físico


Medio físico


         El término municipal de Agudo, situado en el límite occidental de la provincia de Ciudad Real e incluido en la región natural de los Montes, ocupa una extensión de 22.731 Has., que abarcan casi toda la depresión anticlinal de Agudo y parte de las sierras adyacentes.

El valle del río Agudo y, al fondo, La Morra y las alineaciones montañosas septentrionales
         Excepto por el Oeste, donde la citada depresión se prolonga en tierras de Tamurejo (Badajoz), el territorio aparece flanqueado por sierras y cerros que, en ningún caso, alcanzan los 900 ms. de altitud. Al Norte, la cuerda de una alineación, desde el río Guadalemar hasta el morro Altero, sirve de delimitación con los términos de Garbayuela y Fuenlabrada de los Montes, ambas poblaciones pertenecientes a la provincia de Badajoz. A continuación las sierras de El Bonal, Dos Hermanas y Castillejo marcan la linde con Puebla de Don Rodrigo. Por el Este, los cordones montañosos de El Oso y Navalatienda inician el límite con Valdemanco de Esteras, que se prolonga por el Sur a través de las sierras de El Toledano, La Pescadera y Hornía, hasta alcanzar de nuevo la provincia de Badajoz, donde los arroyos de La Conquista y Valdelirios señalan la divisoria con Baterno.

El valle del río Agudo y, al fondo, las sierras de La Umbría
        El interior del territorio presenta un relieve suave salvo en el Sur, donde la alineación de San Blas, Los Poyales, Casavieja y Los Parrales origina una sucesión de estrechos vallejos casi horizontales y, al Oeste, cuya superficie se torna más abrupta por la irrupción, desde el Norte, de la sierra de Matavacas y una serie de pequeños cerros que avanzan desde El Toledano. En todo caso las diferencias de nivel no son muy significativas y oscilan entre los 874 ms. de Don Pablos y los 487 ms. de la desembocadura del arroyo de La Delgada. lllllllllll

         Tributario del Zújar a través del Guadalemar, el río Agudo es el más importante en cuanto a longitud y número de corrientes menores que recoge, aunque su cauce es temporal. El arroyo de Riofrío drena los pequeños vallejos situados entre las dos líneas montañosas de la zona sur; su caudal, poco abundante aunque permanente, desagua en el Esteras.

         El clima es de tipo mediterráneo, con veranos muy cálidos y secos e inviernos poco rigurosos. Las precipitaciones superan los 600 mm anuales y alcanzan su máximo en invierno. Un fenómeno novedoso de los inviernos es la intensidad y frecuencia de las nieblas desde la construcción de los embalses del Guadiana.

         En general, los suelos son ácidos, poco profundos y se asientan sobre pizarras o cuarcitas que, en ocasiones, afloran a la superficie.

         Relieve, clima, suelo y, sobre todo, la mano del hombre son los factores que han posibilitado el desarrollo de un paisaje vegetal constituido por especies mediterráneas.

Alcornoque descorchado en la hoya de Mingorrubio y rebollos en el valle de Riofrío
         El encinar adehesado y el jaral son las formaciones más características. El primero debe su aspecto a la intervención humana y ocupa la mayor parte de las tierras susceptibles de aprovechamiento agropecuario; se extiende por las áreas más llanas y de pendiente poco acusada, ocupando zonas que, en otros tiempos, estuvieron pobladas de monte, quejigales y alcornocales. Las sucesivas rozas eliminan temporalmente las especies vegetales no deseadas, aunque una buena muestra de ellas puede observarse en los setos que delimitan las parcelas y en los caminos. En los años 70, la proliferación de maquinaria agrícola fomentó la tala desmedida de encinares, pero el celo de las políticas forestales y el paulatino convencimiento de los agricultores han posibilitado su incremento en las últimas décadas.

         Con una extensión de unas 6.500 Has, el monte se extiende por las laderas altas de las sierras y zonas abruptas poco propicias para el desarrollo de la agricultura. Sin lugar a dudas, el jaral constituye la formación predominante y está presente en todos los niveles, orientaciones y estadios evolutivos. Menos abundantes son los brezales y quejigales, aunque una buena muestra de ambos puede observarse en la Umbría de Valciego y en la de Los Parrales, respectivamente. En cualquier caso, jara, brezo y quejigo aparecen siempre asociados a un buen número de especies más o menos abundantes según las zonas. Jaguarzo, coscoja, lentisco, madroño, cantueso, enebro, romero, espino albar y labiérnago son pobladores habituales del monte, mientras que el arrayán muestra sus preferencias por las solanas y la genista por las umbrías. Las manchas de acebuchal hace ya muchos años que se convirtieron en olivares y en la actualidad sólo crecen ejemplares aislados que conforman una variedad más de las tierras incultas.

Acebuche y lentisco en La Morra
         El bosque apenas está representado por pequeñísimos rodales de alcornocal, una mínima evidencia de tiempos anteriores. El escaso rendimiento del alcornoque frente a la encina ha propiciado la paulatina eliminación de aquél, relegándole a las zonas de monte y a los setos que delimitan las parcelas cultivadas en la mayoría de los casos. Es interesante una mancha de rebollos  y robles en el valle de Riofrío, que presenta un microclima más húmedo y fresco respecto al resto del término.

         La escasez de cauces permanentes de agua limita la vegetación de ribera a los tamujares. Así mismo, el poleo, los juncos, las espadañas, los helechos, las zarzas, etc. se crían en las zonas más húmedas, contiguas a los pequeños manantiales que salpican el terreno.

         La ruda, el orégano, la centaura menor, el tomillo y la mejorana son algunas de las plantas aromáticas y/o medicinales fáciles de conseguir en distintos puntos de la geografía local.

Un nido de cigüeña blanca en los tejados de la población
         La conservación de una parte de la vegetación original y la abundancia de arbolado han posibilitado la existencia de una fauna diversificada en la que destacan las aves por el elevado número de especies representadas.



Bibliografía:

     -Cabrera, I. y Penas E. (1998): Agudo, una villa de la Encomienda Mayor de Calatrava. Ciudad Real.

     -Delgado de la Rosa, B. (1991): Guía de la Siberia extremeña. Mérida.

     -García Rayego, J. L. (1995): El medio natural en los Montes de Toledo y el Campo de Calatrava. Ciudad Real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.